Por Alejo Pombo
El sacerdote Javier Olivera Ravasi, conocido por su afinidad con posiciones ultraconservadoras, fue expulsado de la Diócesis de Zárate-Campana debido a «numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes que se oponían al testimonio cristiano».
Esta medida disciplinaria se produjo después de que se revelara que Olivera Ravasi organizó una reunión entre diputados libertarios y represores condenados por crímenes de lesa humanidad en la cárcel de Ezeiza, incluido Alfredo Astiz, conocido como “el Ángel de la Muerte”.
El Obispado de Zárate-Campana, encabezado por Pedro María Laxague, emitió un comunicado en el que se señala que Olivera Ravasi no mostró el cambio de actitud requerido y que, además, no pertenece a esta diócesis, ya que está incardinado en la Diócesis de San Rafael, Mendoza.
Se le había concedido permiso temporal para residir en Zárate-Campana, pero su comportamiento y actividades, que incluyen la fundación de una capilla en un barrio privado y una activa participación en redes sociales, generaron malestar en la comunidad religiosa.
Olivera Ravasi es hijo del exmilitar Jorge Antonio Olivera, condenado por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar. En su rol de sacerdote, ha promovido una «contra-revolución cultural» en rechazo a las doctrinas de género, la ley del aborto y la cosmovisión progresista. Su influencia y actividades públicas, como el sitio y canal de YouTube «Que No Te la Cuenten», han sido objeto de escrutinio por parte del Episcopado Argentino, especialmente por sus posturas que confrontan con las del Papa Francisco.
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) se distanció oficialmente de las acciones de Olivera Ravasi, subrayando que su conducta no representa el pensamiento ni la actitud de la Iglesia en Argentina. Además, se informó que la visita de los diputados libertarios a la cárcel de Ezeiza está siendo investigada por la Justicia Federal de Lomas de Zamora.
La controversia ha generado un amplio debate en el ámbito político y religioso, alcanzando incluso las discusiones en la Cámara de Diputados, donde se mencionó el tema en una sesión maratónica. Aunque hubo pedidos de expulsión de los diputados implicados, estos no prosperaron.
El Papa Francisco, en un gesto simbólico, recibió a víctimas de la dictadura militar en medio de la polémica, reafirmando su postura en favor de los derechos humanos y en rechazo a cualquier intento de reivindicación de la dictadura.