27 abril, 2024

Un Radiohead memorable provoca escalofríos en el Primavera Sound

Era lo más esperado y, para muchos, será lo más recordado del Primavera Sound de Barcelona. Radiohead presentó anoche nuevo disco, explotó cabezas, provocó puntadas en el corazón, escalofríos y desató locura, dejando claro que se puede ser fiel a uno mismo y ser la banda de rock art más popular del planeta.

Era lo más esperado y, para muchos, será lo más recordado del Primavera Sound de Barcelona. Radiohead presentó anoche nuevo disco, explotó cabezas, provocó puntadas en el corazón, escalofríos y desató locura, dejando claro que se puede ser fiel a uno mismo y ser la banda de rock art más popular del planeta.

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Las entradas se agotaron casi de inmediato cuando se anunció que Thom Yorke y los suyos regresaban a la ciudad condal casi una década después, como cabeza de cartel del gran evento «indie» y presentando su último trabajo, «A Moon Shaped Pool», en el marco de una gira mundial.

Antes de que comience el concierto, con Beirut tocando como telón de fondo en el escenario enfrentado, más de 50.000 personas ya se habían abarrotaban en la mayor explanada del Fòrum de Barcelona a la espera de la cita marcada en «rojo» en el calendario.

La mayoría de los festivaleros, por lo tanto, estaban allí firmes a la espera del quinteto de Oxford, que irrumpió intenso con «Burn the witch», tema de apertura de su flamante obra.

Al fervor inicial prosiguió el momento más difícil, que requería abrirse a las sensaciones -algo complicado en medio de la multitud y con una sonorización sensiblemente baja- para saborear otras piezas novedosas como «Daydreaming», «Desck dark», «Desert island disk» y «Ful stop», de una complejidad brillante. Fue con esta canción con la que que Yorke logró conectar mejor con el público, entregándose con sus gemidos y un baile endemoniado.

Era previsible que Radiohead entrara de lleno en su nuevo material y lo hizo superando con éxito la prueba de fuego para cualquier grupo con el plus de no renunciar a todo a aquello con lo que se lo identifica.

En ese sentido, la puesta en escena e iluminación con planos fragmentados y acelerados de los músicos – propios de una banda enigmática que rechaza el culto a la imagen, aunque implique un perjuicio de la multitud que asiste al concierto-, constituyó un elemento clave del viaje mágico a la abstracción que proponen los británicos.

Radiohead es Radiohead, aunque la experiencia los hizo evolucionar al punto de que su genialidad ya no es sólo una cuestión de ensimismamiento. Thom York eligió un repertorio equilibrado, con una entrada más experimental como antesala de la entrega del material más reconocido de su banda, experta en interpelar a lo más profundo del alma humana.

La primera explosión general llegó cuando sonó «The National Anthem» (Kid A), a la que siguió «Talk Show Host», que tuvo final extendido, y «Lotus Flower», con Thom otra vez encendido.

Poco después, «No Surprises» (OK computer) y «Pyramid Song» (Amnesiac), encogieron los corazones del público, que a esa altura ya se había entregado, sin saber que más tarde llegaría «Karma Police», el himno de toda una generación.

En pleno éxtasis general cayó la acelerada «Arpeggi», «Everything in its right place» e «Idioteque».
Con «Bodysnatchers» los fans se rindieron a los juegos del guitarrista Jonny Greenwood, y después se derritieron ante la penetrante «Street Spirit».

En la recta final, Radiohead había logrado enloquecer a los fans y complacer a la multitud con la entrega de los emblemas inconfundibles de la banda, pero tras «2+2=5» y «There There», tenían preparado un regalo de despedida: «Creep».

Los viejos gemidos de Yorke sonaron como lo más moderno en una noche triunfal que quedará para la historia, al menos para los asiduos del Primavera Sound y los amantes de esta espectacular banda de rock independiente, capaz de elevarse hasta el cielo y luego caer en el infierno sin escala.

La banda orquesta Beirut fue el aperitivo soft y agradable para la larga espera para Radiohead, mientras Last Shadow Puppets, fueron el contrapunto al término del show.

Teatrales, alegres, y con mucho humor, Alex Turner (Arctic Monkeys) y Miles Kane, llamaron la atención del público con un rock fino -acompañados de violines-, y bellas canciones.

Sobre el cierre de la noche, Animal Collective, Kiamos, Holly Herdon, Beach House hicieron bailar a la multitud.

Al atardecer, las británicas Savages despuntaron con su post punk de alto voltage frente a muchos exigentes melómanos que se agolparon desde muy temprano en el escenario principal a la espera de Radiohead.

Telam