Mientras cerca de 140.000 personas recibieron esta semana la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer-BioNTech, hoteles, restaurantes y lugares de ocio volvieron a cerrar hoy en Londres, a solo dos semanas del fin del segundo confinamiento de Inglaterra, luego que los casos volvieran dispararse al parecer por una mutación del virus.
La capital del Reino Unido y partes del sureste de Inglaterra entraron en el nivel máximo de alerta contra el coronavirus, que ya se aplicaba a zonas del norte de Inglaterra.
Esto implica el cierre de hoteles, bares y restaurantes -que sólo podrán vender comida para llevar-, locales culturales como cines, teatros y museos y centros de ocio como las boleras.
Todo el que pueda hacerlo está llamado a trabajar desde casa y se deben evitar los viajes no esenciales.
Las medidas incluyen también limitaciones de contactos sociales: está prohibido reunirse en lugares cerrados con personas con las que no se convive y los contactos exteriores en lugares como parques o playas no pueden superar las seis personas, niños incluidos.
Comercios, salones de belleza, peluquerías y gimnasios pueden permanecer abiertos, así como las escuelas.
Sin embargo, al menos dos distritos de la capital, Greenwich e Islington, dirigidos por la oposición laborista, optaron por cerrar sus centros educativos, lo que provocó un conflicto con el Ejecutivo conservador del primer ministro Boris Johnson.
Mientras tanto, un total de 137.897 personas recibieron la vacuna contra la Covid-19 desarrollada por el consorcio Pfizer/BioNTech en la primera semana de la puesta en marcha de la masiva operación en Reino Unido, según el Gobierno británico.
Con casi 65.000 muertos, el Reino Unido, uno de los países más afectados de Europa, fue el primer país occidental en iniciar la semana pasada una campaña de vacunación, tras haber sido el primero del mundo en aprobar la vacuna de Pfizer/BioNTech.
Nadhim Zahawi, secretario de Estado en el Ministerio de Negocios e Industria y quien tiene la responsabilidad directa del programa de vacunación, indicó que 108.000 dosis del antídoto se administraron en Inglaterra, 18.000 en Escocia, 7.897 en Gales y 4.000 en Irlanda del Norte.
El desglose de cifras no incluye a enfermeros y otros profesionales que pudieron recibir la vacuna en consultas de médicos de cabecera y ambulatorios en los últimos días, informó la agencia de noticias Sputnik.
El Gobierno tiene previsto distribuir la vacuna a unos 200 centros de atención primaria para el final de la semana.
Sin embargo, debido a la complejidad logística relacionada con la conservación, transporte y segmentación del producto de Pfizer/BioNTech, que tiene la desventaja de requerir de -70 grados centígrados, el Gobierno británico tuvo que modificar su estrategia de vacunación.
Según las previsiones gubernamentales, Reino Unido dispondrá de 800.000 dosis antes de que concluya el año.
Toda Inglaterra salió el 2 de diciembre de cuatro semanas de confinamiento, el segundo tras el de marzo-junio, y el país entró en un sistema reforzado de restricciones locales.
Este nuevo cierre cae como un balde de agua fría para quienes habían invertido en preparativos, como la producción de obras navideñas.
Esta disparada de casos coincide con la aparición en esa zona de una mutación del coronavirus que el Gobierno no pudo asegurar si es la causante del aumento de infecciones.
Para no perder la calma, el ministro de Salud, Matt Hancock, precisó que esta variante del virus no es a primera vista más peligrosa ni reacciona de forma diferente a las vacunas.
Las mutaciones en un virus son comunes y se descubrieron ya varias del nuevo coronavirus. Algunas los vuelven más resistentes a los tratamientos, otras los hacen más transmisibles pero menos mortales y las hay que no tiene ningún efecto especial.