30 abril, 2024

El Papa se reunió con el líder chiita, en un encuentro histórico

En su segundo día de actividades en Irak, el papa Francisco se reunió ayer con el gran ayatollah Ali al-Sistani, máxima autoridad del islam chiita y considerado uno de los hombres más influyentes del país.

Por Alan Fox

En su segundo día de actividades en Irak, el papa Francisco se reunió ayer con el gran ayatollah Ali al-Sistani, máxima autoridad del islam chiita y considerado uno de los hombres más influyentes del país, con quien resaltó la importancia del diálogo interreligioso para la unidad nacional, antes de enfatizar en un acto con líderes musulmanes y de otros credos que el extremismo y la violencia «son traiciones a la religión».

En una reunión de trascendencia para Irak y la región, el pontífice visitó a Al-Sistani en su residencia de Najaf, 150 kilómetros al sur de la capital Bagdad, una ciudad considerada santa por el chiismo, rama que incluye a cerca del 10% de los 1.900 millones de musulmanes del mundo pero representa a casi dos tercios del islam iraquí.

Jorge Bergoglio, de 84 años, y Al Sistani, de 90 años, se reunieron durante casi una hora en la residencia del líder nacido en Irán pero convertido en una voz de referencia en Irak, en donde sus prédicas semanales y sus publicaciones en redes sociales son referencia para millones de fieles.

En la reunión, Bergoglio «subrayó la importancia de la colaboración y de la amistad entre las comunidades religiosas para, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de la entera humanidad», aseguró luego el vocero papal Matteo Bruni.

Francisco llegó el viernes a Irak a bordo del avión papal para una histórica visita de tres días al país, la primera de un Pontífice. En diálogo con la prensa que acompaña al Papa en la gira, el canciller vaticano, el arzobispo Paul Gallagher, la consideró «una reunión que abre un camino».

A Al-Sistani se le atribuye un rol valioso en los esfuerzos por pacificar a Irak tras la invasión estadounidense de 2003 y se lo conoce por apoyar la separación entre religión y Estado, una cuestión aún hoy muy en debate entre los musulmanes. Francisco sumó ayer su reconocimiento a la labor del líder musulmán para proteger a los cristianos, ferozmente perseguidos en Irak durante el califato del Estado Islámico (EI) entre 2014 y 2017.

Durante el encuentro, agregó Bruni, el Papa agradeció al líder islámico porque, junto con la comunidad chiita «frente a la violencia y a las grandes dificultades de los años pasados» defendió a los cristianos perseguidos en el país y buscó «la unidad del pueblo iraquí».

Según un comunicado que difundió en Irak la oficina de prensa del líder musulmán, «la discusión giró en torno a los grandes desafíos que enfrenta la humanidad en esta era», así como «el compromiso con los altos valores morales para superarlos».

Al-Sistani planteó sus visiones «sobre la injusticia, la opresión, la pobreza, la persecución religiosa e intelectual, la supresión de las libertades básicas y la ausencia de justicia social, especialmente las guerras, los actos de violencia, el bloqueo económico, el desplazamiento de muchos pueblos en nuestra región, especialmente el pueblo palestino en los territorios ocupados», informó su oficina en un comunicado, más allá de que la postura del Vaticano es menos enérgica en su condena a Israel en este punto.

Según plantearon fuentes vaticanas, los dos líderes estuvieron descalzos en el encuentro, en un signo de respeto de parte del Papa a la tradición musulmana.

Al llegar desde Bagdad al aeropuerto de Najaf, un enorme cartel con la cara del Papa y del Ayatollah y la leyenda «ustedes son un pedazo de nosotros y nosotros somos una parte de ustedes», recibió a Francisco en la ciudad del sur del país.

La reunión de ayer complementó además el acercamiento que Francisco tuvo hace dos años con la rama dominante del islam mundial, el sunnita, cuando -en febrero de 2019- firmó el denominado «Documento por la Fraternidad Mundial» con su máxima autoridad, el imán Ahmed el Tayeb de la mezquita Al Azhar de El Cairo.