Por Gabriel Rodriguez
Ante la falta de apertura a la negociación por parte del oficialismo, diversos sectores de la oposición «dialoguista» y «moderada», como la UCR, Hacemos Coalición Federal y el PRO, buscan integrar sus demandas y sincronizar estrategias para tener mayor fortaleza en el debate sobre la ley ómnibus.
La idea es implementar una estrategia «semáforo», dando luz verde a ciertas medidas, negociando otras y rechazando aquellas inaceptables.
La UCR veta principalmente cinco puntos de la ley ómnibus, incluyendo la delegación de facultades por dos años, la reforma electoral basada en la uninominalidad de circunscripción, la suba de retenciones, la suspensión de la fórmula de movilidad jubilatoria y el pack de privatizaciones. La estrategia de «semáforo» busca encontrar puntos de consenso y diferencias entre los bloques opositores.
Aunque aún no se han concretado gestiones, ya existen conversaciones subterráneas entre los bloques para integrar posturas. La UCR, el PRO y Hacemos Coalición Federal buscan tener una posición conjunta que les otorgue mayor peso en el debate.
En este contexto, el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, muestra voluntad pero carece del poder de decidir. La oposición sostiene que la única forma de lograr un dictamen de mayoría es con la participación de los cuatro bloques, aunque sea en disidencia. Sin embargo, La Libertad Avanza (LLA) parece no ceder al diálogo, generando incertidumbre sobre el futuro de la ley ómnibus.
El presidente Milei afirmó que «los números están» y que creen que la ley será aprobada según lo esperado. Aunque el oficialismo apunta a tener dictamen de mayoría la próxima semana, la falta de diálogo y la resistencia de La Libertad Avanza podrían complicar el escenario. La oposición «dialoguista» espera que el Gobierno ceda para evitar una colisión inminente en el debate legislativo.