En un episodio que sacudió a Rosario, Andrés «Pillín» Bracamonte, líder de la barra brava de Rosario Central, y su mano derecha, «La Rana» Atardo, fueron asesinados el sábado por la noche en un ataque armado. El hecho ocurrió tras el partido entre el «Canalla» y San Lorenzo en el Gigante de Arroyito, en una zona cercana al estadio. Según las primeras versiones, ambos fueron interceptados mientras se trasladaban en un vehículo por dos personas en moto, que abrieron fuego en la esquina de Reconquista y Avellaneda. Atardo falleció en el acto, mientras que Bracamonte fue trasladado al Hospital Centenario, donde finalmente murió debido a la gravedad de las heridas.
El caso está siendo investigado por la Fiscalía de Homicidios Dolosos, bajo la dirección del fiscal Ferlazzo, quien deberá profundizar en los posibles motivos detrás de esta emboscada. Cabe recordar que Bracamonte ya había sido víctima de un atentado en agosto, después del clásico entre Rosario Central y Newell’s, cuando fue herido por un disparo en el Parque Alem mientras estaba con su pareja, quien también sufrió lesiones.
La muerte de Bracamonte, quien había acumulado un historial de violencia y disputas internas en la barra de Rosario Central, representa un nuevo punto crítico en la problemática de las barras bravas en el fútbol argentino. Su posición de poder y los constantes enfrentamientos con facciones rivales lo convirtieron en un blanco repetido de ataques. El crimen vuelve a poner en la mira la relación entre las barras bravas y el fútbol, planteando desafíos para las autoridades de seguridad y las instituciones deportivas, quienes deberán redoblar sus esfuerzos para abordar el tema.