14 octubre, 2024

Trump aprovecha un escándalo sexual en la campaña de Clinton para criticarla

En medio de un bajón en las encuestas, el candidato republicano, Donald Trump, aprovechó hoy un escándalo sexual en el corazón de la campaña presidencial demócrata para atacar a su rival, Hillary Clinton, y criticar su «mal juicio» para manejar información secreta.

En medio de un bajón en las encuestas, el candidato republicano, Donald Trump, aprovechó hoy un escándalo sexual en el corazón de la campaña presidencial demócrata para atacar a su rival, Hillary Clinton, y criticar su «mal juicio» para manejar información secreta.

trump

Trump intentó exprimirle todo el jugo posible al nuevo escándalo sexual que protagonizó el ex congresista demócrata y esposo de la vicepresidenta de la campaña de Clinton, Anthony Weiner, un hombre de 51 años con la costumbre de sacarse fotos a su pene, chatear y coquetear con mujeres en el celular.

Por tercera vez, fotos y conversaciones íntimas de Weiner salieron a la luz ayer, y su esposa, Huma Abedin, una posible funcionaria del gabinete nacional si Clinton gana las elecciones presidenciales en noviembre próximo, reaccionó rápido anunciando su separación definitiva.

«Después de una larga y dolorosa consideración y de trabajar en mi matrimonio, tomé la decisión de separarme de mi esposo», anunció Abedin, la asesora de confianza de la candidata oficialista, en un comunicado citado por el diario The Washington Post.
Inmediatamente, Trump aprovechó la noticia.

Celebró la decisión de Abedin al afirmar que»está mejor sin él», y criticó a Clinton por «permitir que Weiner estuviera cerca de información clasificada».

Estados Unidos «y su seguridad estuvieron gravemente comprometidos por esto», dijo Trump en un comunicado difundido a los medios.

La campaña demócrata, en cambio, decidió no comentar sobre el nuevo escándalo sexual de Weiner y, por ahora, no responder a los ataques de Trump, quien hace varios días intenta, sin éxito, redireccionar su discurso migratorio para acercarse a las comunidades latinas y negras, y recuperar el espacio perdido en las encuestas.

Sin embargo, el silencio del entorno de Clinton difícilmente logrará que el nuevo despliegue de fotos íntimas y conversaciones subidas de tono no domine las tapas de los diarios estadounidenses más sensacionalistas y capte la atención de los principales medios del país.
Abedin, la esposa de Weiner, es sin dudas una de las personas de confianza de Clinton.

La asesora de 40 años trabaja para la candidata desde que ésta era la primera dama en los años 90. Empezó como pasante y poco a poco se convirtió en un miembro estable de su equipo.

Clinton la llevó con ella al Senado cuando ganó una banca por el estado de Nueva York en 2000 y la mantuvo en su círculo cercano en su fallida campaña presidencial en 2008 y luego durante sus cuatro años como la Secretaria de Estado de Barack Obama.

La relación es tan cercana que cuando Abedin y Weiner decidieron casarse en 2010, el casamiento estuvo oficiado por el ex presidente Bill Clinton, el esposo de la actual candidata.

Por entonces Weiner era congresista por el estado de Nueva York y una de las grandes promesas del ala progresista del Partido Demócrata.

Sin embargo, su ascendente carrera se derrumbó un año después cuando envió por error una imagen sugerente de su entrepierna a una mujer de 21 años a través de la red social Twitter. Después de negarlo varias veces, finalmente el congresista reconoció que había intercambiado varias de esas fotos con esa mujer y renunció a su banca.

Su carrera política parecía haber terminado y su esposa, que se mantuvo a su lado, contó a la prensa que Weiner era feliz quedándose en la casa y cuidando a su bebé, pero en 2013 el dirigente demócrata intentó volver a lo grande a la arena pública y lanzó su candidatura a alcalde de Nueva York.

Otra vez su hábito de «sexting» (enviar mensajes subidos de tono por celular) a mujeres mucho más jóvenes que él volvió a ponerle un límite a sus aspiraciones políticas. Pese a la presión pública, mantuvo su candidatura y quedó quinto con menos de 5% de los votos.

Ayer, en el mejor momento de la campaña de Clinton y, en consecuencia, de su esposa, las fotos de la entrepierna de Weiner y sus coqueteos desesperados por celular volvieron a ser titular de la prensa.

El diario The New York Post -un acérrimo enemigo de Trump- publicó las conversaciones entre Weiner y «una mujer de unos 40 años (…) del oeste del país», una abierta simpatizante del magnate y candidato presidencial republicano y una miembro de la Asociación Nacional del Rifle, el principal lobby que frena las leyes de control de armas.

Las fotos incluyen varias tomas a su torso desnudo, un plano muy cerrado de su entrepierna y su calzoncillo blanco, y una imagen -la que más dio de qué hablar- de él acostado en la cama, vestido sólo con un calzoncillo ajustado, al lado de su hijo de cuatro años, que duerme profundamente.

Mientras desde el campo republicano intentaron capitalizar el nuevo escándalo de Weiner y su vínculo con Clinton, se especulaba que en la campaña demócrata buscarán concentrar la atención en los esfuerzos cada vez más desesperados de la oposición de encontrar un plan claro sobre inmigración que deje contentos a todos, los simpatizantes más radicales de Trump y las minorías que el magnate busca conquistar.

Trump ya anunció que el próximo miércoles dará un discurso en el estado fronterizo de Arizona que detallará su propuesta para frenar la inmigración ilegal, un tema que sin dudas será uno de los grandes protagonistas del debate político de los próximos dos meses y medio antes de las elecciones presidenciales.