12 junio, 2025

¿Qué es el “síndrome de Amok”? El raro trastorno que podría explicar la masacre de Villa Crespo

El asesinato de una familia en Villa Crespo apunta a una posible causa psiquiátrica: el síndrome de Amok. Se trata de un brote de violencia extrema que culmina en suicidio. El caso reabre el debate sobre salud mental y prevención.

Por María Cruz*

 

 

La brutal masacre ocurrida en el barrio porteño de Villa Crespo, en la que Laura Leguizamón habría asesinado a su esposo y sus dos hijos adolescentes antes de quitarse la vida, se investiga bajo la hipótesis de un brote psicótico. La posibilidad de que la mujer haya sufrido el denominado “síndrome de Amok” pone en foco un raro fenómeno psiquiátrico asociado a episodios de violencia extrema. El “síndrome de Amok” es un trastorno reconocido como “síndrome cultural” en la psiquiatría, aunque no figura de manera independiente en manuales diagnósticos como el DSM-5. Se caracteriza por un ataque repentino, impulsivo y letal, habitualmente desencadenado por acumulación de estrés, aislamiento o depresión profunda. Su origen etimológico proviene del malayo mengamok, que significa “correr furioso para matar”.

Fuentes vinculadas a la causa informaron que Leguizamón estaba en tratamiento psiquiátrico. En la vivienda se hallaron cajas vacías de medicamentos como sertralina, midax y olanzapina, lo que sugiere que había interrumpido la medicación. Además, en el lugar se encontró una carta manuscrita con frases desorganizadas y una nota central: “Fue mucho. Los amo. Lo siento”.

Expertos en salud mental explican que el síndrome de Amok no debe tomarse a la ligera: aunque infrecuente, suele manifestarse en situaciones de crisis acumulada. En muchos casos, quienes lo padecen no reciben ayuda o abandonan tratamientos cruciales. La tragedia de Villa Crespo reabre el debate sobre la salud mental en tiempos de alta vulnerabilidad social y emocional. Especialistas y organizaciones reclaman mayor inversión en prevención, atención integral y campañas de detección temprana para evitar que cuadros como el de Laura Leguizamón terminen en desenlaces fatales.