Por Alejo Pombo
El oficial de la Policía Federal Argentina argumentó que actuó de esa manera en un contexto de un enfrentamiento, aunque se analiza la filmación de una cámara de seguridad de la zona.
«Ya te lo doy, ya te lo doy», le dijo al que se había bajado de la moto para asaltarlo en una esquina de la localidad de Villa Luzuriaga, quien a punta de pistola le exigía la entrega de su teléfono celular y en ese movimiento de distracción, extrajo su arma reglamentaria para ejecutar de tres disparos a quemarropa al ladrón, al mismo tiempo que su cómplice escapó a toda velocidad.
Tras cometer el homicidio, el oficial de la Policía Federal Argentina argumentó que actuó de esa manera, en un contexto de un enfrentamiento, pero la secuencia del episodio, ocurrido en la noche del pasado viernes, quedó registrada en una cámara de seguridad, en la que se observa que al verse amenazado, el efectivo ejecuta a corta distancia al joven que pretendía sustraerle sus pertenencias.
Si bien restan conocerse el resultado de la autopsia al cuerpo del fallecido y los peritajes a las armas incautadas, la Fiscalía que investiga el caso consideró, en principio, que se trató de un homicidio en legítima defensa.
En medio de cierto hermetismo, luego de la viralización de las imágenes, se supo que el hecho se desencadenó cuando el policía (que cumple funciones en la División Investigaciones General de la Policía Federal) volvía, sin uniforme y franco de servicio, caminando rumbo a su casa y a poco de llegar al cruce de las calles Juan Florio y Labardén de Villa Luzuriaga, apareció una moto con dos ocupantes, que detuvieron su marcha y se observa que el acompañante desciende para amenazar al oficial con fines de robo.
Apenas en 32 segundos, el ladrón le apunta al efectivo (de 33 años, pero cuya identidad no fue difundida) y de acuerdo a su relato, lo increpó para que le entregue su celular y todas sus pertenencias. En esas circunstancias, tras manifestarle: «Ya te lo doy, ya te lo doy», hizo un gesto de buscar el teléfono móvil y pudo sacar su pistola Bersa Tunder 9 mm., con el que le efectuó tres disparos a menos de un metro de distancia, que le ocasionaron la muerte en el acto al joven asaltante.
Al escuchar las detonaciones el otro «motochorro», que esperaba unos metros más adelante, aceleró y escapó a toda velocidad, mientras su cómplice quedó tendido en la vereda de esa esquina, al mismo tiempo que el policía homicida llamó al 911 para dar cuenta de lo sucedido.
En principio, se indicó que hubo un tiroteo, pero todo apunta a que solo el oficial fue quien disparó, tal como se observa en la filmación, aunque el fiscal Marcos Borghi (titular de la Unidad Funcional de Instrucción Temática de Homicidios de La Matanza) ordenó la incautación del arma reglamentaria del policía y un revólver calibre 32 que portaba el fallecido, para que sean peritadas.
En la escena del crimen, personal de la comisaría Oeste 3ra. de La Matanza levantaron algunos rastros y desplegaron un operativo en la zona para dar con quien escapó en la moto, pero sin lograr localizarlo.
Ahora, mientras se aguarda por el resultado de la autopsia del joven muerto (del que tampoco de difundió su nombre, ni su edad), para el fiscal Borghi, el efectivo de la Policía Federal actuó en legítima defensa y no adoptó ninguna medida restrictiva de su libertad.
