En la reunión en el Vaticano, el presidente argentino le obsequió al sumo pontífice una réplica de la cruz de Matará, el ícono de evangelización más antiguo conocido en América.
La original tiene más de 400 años y fue hallada en Santiago del Estero en la localidad de Matará, donde habitaban los indígenas matares. Estos se relacionaron con los jesuitas, orden a la que pertenece el Papa Francisco.
A su vez, Macri le entregó al Pontífice un poncho, y una colección de 12 discos compactos «con nuestra música», como le expresó.
Por su parte, el Papa le obsequió el nuevo medallón del Vaticano, decorado con un olivo que simboliza la unidad. «Me gusta regalar este medallón a los jefes de Estado. Tiene dos ramos con algo en medio que lo separa, pero que termina luego por unirlos», le dijo.
También entre los presentes estuvo un ejemplar de la encíclica «Laudato si'» y la exhortación apostólica «Evangelii Gaudium», dos textos suyos y fundamentales para entender su pontificado. «Son sobre el cuidado del medio ambiente y la doctrina social de la Iglesia», describió.
