Cristina Kirchner se despidió de su militancia: “Pueden meterme presa, pero el pueblo siempre vuelve”
Por María Cruz*
En una jornada atravesada por la tristeza, la tensión y la nostalgia, Cristina Fernández de Kirchner se dirigió este martes a una multitud de militantes reunidos frente a la sede nacional del Partido Justicialista, en Matheu 130, donde cerró su último discurso tras conocerse el fallo de la Corte Suprema que confirma su condena y ordena su detención en la causa Vialidad.
La expresidente, envuelta en aplausos y cánticos de “aguante Cristina”, se refirió al fallo con un mensaje cargado de simbolismo: “Pueden meterme presa, pero tarde o temprano, puede tardar más o menos tiempo, el pueblo finalmente es como un río… el agua se filtra y pasa”.
El acampe comenzó desde la noche anterior, pero fue tomando fuerza a medida que avanzaban los rumores sobre la inminente resolución del máximo tribunal, presidido por Carlos Rosenkrantz. Pasadas las 16, los celulares comenzaron a sonar: el texto de la sentencia circulaba por redes y grupos de WhatsApp, provocando una oleada de angustia y bronca entre los presentes.
La reacción fue inmediata. Banderas, bombos, abrazos contenidos y lágrimas en los ojos. La militancia kirchnerista acompañó a su líder en un escenario que muchos vivieron como una “despedida anticipada”. La Cámpora se ubicó al centro del operativo, acompañada por columnas del Movimiento Evita, OLP, el Hormiguero y el Movimiento Derecho al Futuro, entre otros.
Axel Kicillof, gobernador bonaerense, cruzó el acampe sin hacer declaraciones, pero recibió silbidos y cánticos de desaprobación por parte de sectores más cercanos al cristinismo duro. “Nos conduce una mujer”, gritaban, mientras enarbolaban banderas con el rostro de Eva Perón y la propia Cristina.
En diálogo con Noticias Argentinas, la exministra Elizabeth Gómez Alcorta pidió “un nuevo 17 de Octubre” para resistir una eventual detención, mientras otros dirigentes como Germán Martínez y Carlos Heller también dijeron presente. La sorpresa de la jornada fue la presencia de Myriam Bregman (PTS), saludada con respeto por su gesto de apoyo.
La movilización coincidió además con un fuerte componente simbólico: el aniversario número 69 de los fusilamientos de José León Suárez. “La fusilada que vive”, se auto definió Cristina en clara alusión al libro “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh.