Por Gabriel Rodriguez
A pesar de una protesta que tuvo lugar hace un mes en la capital, los taxistas sostienen que no han recibido respuestas satisfactorias sobre el funcionamiento continuo de Uber en la ciudad. La aplicación, que actualmente no está permitida según las normativas vigentes, sigue operativa a pesar de los reiterados reclamos de los taxistas, y la falta de acciones por parte de las autoridades agrava la situación.
Los taxistas expresan su frustración ante lo que perciben como un desinterés por parte del Gobierno y la Intendencia en abordar la problemática de Uber, una plataforma que compite directamente con el servicio de taxis tradicional. Aunque el descontento se manifestó de manera contundente durante la protesta llevada a cabo el mes pasado, los taxistas afirman que hasta el momento no han obtenido soluciones concretas por parte de las autoridades.
La situación se complica aún más con la noticia de que, según fuentes extraoficiales, los controles sobre Uber no se llevarían a cabo hasta finales de este mes. Esta demora genera inquietud y malestar entre los taxistas, quienes ven cómo la competencia no autorizada sigue afectando su trabajo diario.
La aplicación de transporte compartido ha estado operando en una especie de limbo legal, ya que, según la normativa actual, no cuenta con la autorización para prestar servicios de transporte de pasajeros. Los taxistas argumentan que esta situación no solo afecta sus ingresos, sino que también crea un escenario de competencia desigual y perjudicial para el servicio de taxis legalmente establecido.
La incertidumbre persistente en torno a la respuesta oficial y la falta de medidas concretas para abordar la operación de Uber están generando un clima de tensión en el sector del taxi. Los conductores esperan que las autoridades tomen medidas efectivas para garantizar un equilibrio justo en el mercado de transporte de pasajeros y proteger los intereses de los taxistas legalmente registrados.