Por Gabriel Rodriguez
La frecuencia de los colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ha experimentado una reducción del 50%, impactando significativamente a los pasajeros. Aunque la medida se implementó a fines de la semana pasada, su efecto se hizo más evidente este martes después de las festividades.
La Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) argumenta que existe una brecha considerable entre las tarifas actuales, que se mantienen congeladas desde agosto, y los crecientes costos operativos, especialmente el combustible. José Troilo, presidente de la Cámara Empresaria Autotransporte de Pasajeros, señaló que el valor actual del boleto no cubre los gastos operativos y que el precio del colectivo debería ser de 800 pesos.
Según Troilo, los subsidios representan el 90% de los ingresos, y la recaudación de los boletos no es suficiente para cubrir los costos. Aunque no califica la reducción del servicio como una medida de fuerza, Troilo destaca que las empresas están haciendo todo lo posible y resalta que «nadie nos presta un peso».
Otro punto destacado por Troilo es que los costos están determinados por el Estado mediante una fórmula establecida en 2009, que tiene en cuenta diversos factores como los kilómetros recorridos, el costo del personal y los insumos.
A pesar de no tratarse de una medida de fuerza, desde las cámaras empresarias se enfatiza la necesidad de ajustar las tarifas o aumentar los subsidios para garantizar la sostenibilidad del servicio de transporte público en la región.
