6 diciembre, 2024

Premio Nobel de Medicina disertó en la UBA sobre cómo ganarle al cáncer

Miles de investigadores, becarios y estudiantes participaron hoy de una clase magistral brindada por el premio Nobel de Medicina Jack Szostak, en una colmada aula magna de la Facultad de Ciencias Exactas, en Ciudad Universitaria, durante un simposio internacional contra el cáncer.

Miles de investigadores, becarios y estudiantes participaron hoy de una clase magistral brindada por el premio Nobel de Medicina Jack Szostak, en una colmada aula magna de la Facultad de Ciencias Exactas, en Ciudad Universitaria, durante un simposio internacional contra el cáncer que reivindicó que “la ciencia básica no es suficiente pero es imprescindible” para la “revolución” que implican las nuevas terapias personalizadas.

Jack-Szostak

Para semejante éxito de participantes y conferencistas nacionales e internacionales “la universidad pública masiva y gratuita es el secreto, no hay otra clave sino la de que todos tengan acceso al conocimiento sin ninguna distinción del lugar del país en el que están“, enfatizó vicedirector del Instituto de Biología y Medicina Experimental, Gabriel Rabinovich, en diálogo con Télam.

“Por eso tratamos de dar la mayor cantidad de becas e involucramos a empresas farmacéuticas para que el privado se preocupe también por la investigación básica, porque de eso también van a salir las ideas y la innovación a la fase clínica y los productos que lleguen al paciente”, argumentó el científico graduado en la Universidad de Córdoba.

Rabinovich afirmó que “la única manera de cuidar al paciente es con un equipo interdisciplinario de médicos, enfermeros, salud pública, educadores; esta es una evidencia de que cuidar la educación pública puede tener todos los éxitos que podamos querer“.

Con el título “Ganando la guerra contra el cáncer”, el Simposio fue coorganizado por Rabinovich y Raúl Mostoslavsky, de la estadounidense Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital de Cáncer de Massachusetts.

Respecto a porqué plantearla como una batalla que se va “ganando” cuando todavía hay tanta gente muriendo por el grupo de 200 enfermedades oncológicas, los conferencistas historiaron la lucha desde los primeros diagnósticos -en los que no había cura- hasta 2015, cuando fueron reportados 14 millones de pacientes vivos tras cinco años de haber sido diagnosticados.

“La leucemia infantil es curada en un 95 por ciento de los casos; el linfoma de Hodkin en un 90; el no-Hodkin en un 65; el de colon disminuyó en un 40 por ciento y el de mama en un 25, aunque es curable si se lo detecta temprano”, informó Mostoslavsky.

El investigador definió que “estamos en una revolución de drogas de cáncer, optimistas por desarrollos de nuevos tratamientos y terapias personalizadas o inmunoterapia que necesitan investigación básica”.
“La gente sigue muriendo por cáncer pero muchos sobreviven, (y) los gobiernos deben entender que sólo inversiones presupuestarias a largo plazo pueden obtener resultados”, planteó.

¿También tienen problema presupuestario los investigadores en Estados Unidos?, preguntó Télam a Szostak. “Sí, los científicos investigan por largos tiempos y con mucha gente para hacer buena ciencia, y encuentran muchas dificultades para trabajar”, afirmó el Nobel de Medicina 2009.

La jerarquización presupuestaria también fue reivindicada por el decano de Exactas, Juan Reboreda, que entregó a Szostak el reconocimiento de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

“Este simposio de excelencia, con la presencia de un Nobel y de tres miembros de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos (Rabinovich, el geólogo Víctor Ramos y el biólogo molecular Alberto Kornblihtt) en un encuentro libre y gratuito en la universidad pública con 1.200 inscriptos, es un esfuerzo titánico realizado con el apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y el Conicet”, celebró Reboreda.

El decano consideró que el simposio demuestra la importancia de la labor que realizan “800 docentes e investigadores en 13 institutos de UBA y Conicet, en coincidencia con un período de relativa agitación universitaria en reclamo de mejoras salariales para docentes y no docentes, y mayor aumento de presupuesto”.

Rabinovich dijo a Télam que lo que distingue al Nobel que visita el país “es que para hacer ciencia buena no hace falta hacer ciencia complicada con equipos impresionantes, sino que es la ‘idea simple‘”.

Esa ‘idea simple’ que aportó Szostak al campo oncológico es el rol del Telomero (extremo de los cromosomas) y de la telomeraza en “la replicación tumoral, y cuáles son las señales desde adentro y desde afuera (de una membrana celular) que necesita la célula tumoral para poder proliferar indefinidamente e inmortalizarse, que es una de las características de la célula tumoral”.

Ese fue el contenido de su ponencia, seguida por el concentrado auditorio de estudiantes, becarios de investigación, investigadores científicos asociados a oncología, médicos residentes de Latinoamérica y conferencistas que trabajan en centros de excelencia e incluidos en el programa Raíces, de articulación de nacionales en sistemas científicos internacionales.

Para Rabinovich, la guerra al cáncer “se la estamos ganando de a poco: hacer ciencia básica no es suficiente pero es imprescindible, y es imposible llegar a la etapa regulatoria (en la que un país acepta una terapia ensayada) sin pasar por la investigación”.

“Yo deseo que todo lo que pasó estos años en inversión en ciencia y tecnología, y la valorización de la ciencia básica por sobre la aplicación inmediata, continúe cuidándose; y para mí el hecho de que se haya cuidado el mismo ministro (Lino Barañao) entre dos períodos es muy auspicioso: hacemos toda la fuerza para mostrarle al Presidente (Mauricio Macri) que se hace buena ciencia en este país y que no hay que descuidarla”, concluyó Rabinovich.