Las hermanas Garay no pudieron despedir a su padre antes de que muera
Las hermanas Victoria y Antonella Garay siguen su viaje de Tierra del Fuego a San Luis, luego de que, anteanoche, en Puerto San Julián, Santa Cruz, se enteraron de la muerte de su padre, Martín Garay, que luchaba contra un cáncer terminal.
Anteayer, su abogada, Emma Matorras, había presentado una medida cautelar en el Juzgado Federal de Río Grande para que las autorizaran a ingresar a San Luis y cumplir la cuarentena en la casa de su familia. Ayer se agregó al expediente el deceso del padre.
Las hermanas viajan con Eloy, de cinco años, hijo de Antonella, por quien pedía su abuelo. No pueden detenerse en ninguna provincia a lo largo de los 3200 kilómetros. Comen y duermen en el auto y solo se detienen a cargar combustible.
“Las chicas quedaron prisioneras de su buena fe, de creer que desde el punto de vista institucional era factible ingresar con sus hisopados negativos y toda la documentación sobre la enfermedad del padre -explicó a la nación Matorras-. No esperaban llegar a esta instancia en la Justicia, lo hicieron de manera desesperada».
Después de 10 rechazos, el Comité de Crisis de San Luis anteayer emitió un comunicado en el que indicó que de manera “excepcional» deberían realizar una cuarentena de siete días en la Universidad de La Punta. “No hay ninguna razón para esta negativa sistemática, infundada e ilegítima desde lo jurídico. Es imposible de creer que las autoridades sanitarias, el gobierno de San Luis y el Comité de Crisis no apliquen el sentido común para ver que era una situación excepcional y respeten el derecho, el deseo, de poder compartir estos últimos momentos en familia».
La abogada espera la decisión de la Justicia y confía en que hoy, cuando lleguen a San Luis, puedan ingresar: “Sería un gravísimo error que la provincia intente erigirse en un Estado independiente, avasallando los derechos. Han sido sometidas a destrato y, si el desenlace fuera todavía peor, se pondrían en evidencia el autoritarismo y el totalitarismo que no condicen con el tiempo democrático que vivimos».
Victoria contó que la historia de Solange Musse, que murió en Córdoba sin despedirse de su padre, les despertó desesperación: “Nos dio más angustia. El jueves hablamos con él y nos despedimos, pero queremos llegar». Ese deseo no lo podrán cumplir.* Gabriela Origlia
