28 marzo, 2024

Con cuatro muertos en Brasil, Bolsonaro da el show del barbijo con fondo de cacerolazos

Ocho días después de afirmar que el coronavirus era una «fantasía», el presidente Jair Bolsonaro ofreció hoy, tras confirmarse la cuarta muerte en Brasil, el «show del barbijo» en una conferencia de prensa con ministros, todos usando el cubrebocas.

Ocho días después de afirmar que el coronavirus era una «fantasía», el presidente Jair Bolsonaro ofreció hoy, tras confirmarse la cuarta muerte en Brasil, el «show del barbijo» en una conferencia de prensa con ministros, todos usando el cubrebocas, para anunciar medidas de asistencia económica por la crisis del Covid-19 y revelar que otros dos de sus ministros dieron positivo, además del titular del Senado.

La presentación del presidente y sus ministros con barbijo antecedió a una noche en la que durante una hora los habitantes de distintas ciudades protagonizaron un cacerolazo para pedir la renuncia del mandatario, a quien le reclaman inacción ante la crisis originada por la pandemia.

Las principales protestas ocurrieron en las ciudades de San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Salvador, Fortaleza, Natal, Belo Horizonte y Porto Alegre.

Las manifestaciones ocurrieron durante la cuarentena autoimpuesta por los vecinos ante la falta de comando del gobierno federal al respecto hasta el día de hoy, cuando se instaló un comité de crisis y fueron anunciadas medidas económicas.

El gobierno montó una suerte de show para anunciar medidas anticíclicas por la crisis que se avecina en el principal socio de la Argentina y en el marco de los cacerolazos que también recibió anoche, y para informar, dentro del Palacio del Planalto, que su gobierno está «ganando por goleada».

En San Pablo, el gobierno del estado homónimo informó en un comunicado que dos personas, de 65 y 80 años, murieron en el Hospital Santa Maggiore, de la prepaga Prevent Senior, destinada a la tercera edad, el mismo lugar donde falleció el portero de 62 años el día 16, el primer deceso por Covid-19 en Brasil.

Pasada la media tarde, las autoridades confirmaron que un cuarto enfermo, un hombre de 83 años murió por coronavirus en Jundiaí, a 60 kilómetros de la capital paulista.

A lado de Bolsonaro, el ministro de Economía, Paulo Guedes, anunció un paquete de medidas de 3.000 millones de dólares destinadas a darles el equivalente a unos 41 dólares mensuales por tres meses a los desocupados, a los que el ministro llamó como trabajadores informales que «venden coco en la playa, gaseosa en la cancha o son ‘cuidacoches’ o conducen Uber».

Son 38 millones de personas en esa situación: la cuarentena sin red social.

Bolsonaro apareció por primera vez para dar un mensaje parecido a una cadena nacional y recibió ocho preguntas frente a la pandemia, la inacción del gobierno federal -excluido de esto el ministro de Salud, Luiz Mandetta- y los gobernadores, resistidos por el gobierno federal, que tomaron sus propias medidas.

Rio de Janeiro patrulla playas para evitar aglomeraciones, Sao Paulo recomendó el cierre de más de un centenar de shoppings en la región metropolitana de la mayor urbe de Sudamérica y pidió que abran solamente farmacias y mercados.

Bolsonaro defendió haber tocado a más de 200 manifestantes el domingo que fueron a apoyarlo a la casa de gobierno: «Nunca voy a alejarme de mi pueblo».

Precisamente al inicio de la conferencia confirmó que dos de sus ministros que fueron parte de la comitiva a Estados Unidos tienen coronavirus: el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general retirado Augusto Heleno, y el titular de Minas y Energía, almirante Bento Albuquerque.

Además de informar sobre dos nuevos casos en su entorno cercano, Bolsonaro anunció ante la prensa que enviará al Congreso un proyecto para declarar la calamidad pública para ampliar el gasto público y el déficit fiscal este año.

Este excedente le permitiría, dijo, tomar medidas económicas para paliar las consecuencias del coronavirus.

«Nunca abandonaré al pueblo brasileño», prometió Bolsonaro, poco después de haber convocado en las redes sociales a un cacerolazo oficialista en defensa de su gestión de la pandemia del coronavirus.

«La misma prensa, que se dice imparcial, no divulga otro cacerolazo, a las 21, a favor del gobierno de Jair Bolsonaro», escribió.

El presidente también convocó hoy a participar a los líderes del Congreso y del Supremo Tribunal Federal, pese a que el domingo pasado apoyó una manifestación convocada por la extrema derecha oficialista para derrocarlos.

Pese a los esfuerzos de Bolsonaro por minimizar la pandemia, ya son más de 10 los contaminados que estuvieron en la comitiva que viajó con él hace diez días a Estados Unidos, donde Bolsonaro y varios de sus acompañantes se reunieron con el presidente Donald Trump.

Hoy se sumaron dos miembros de su gabinete.

Pese a los crecientes rumores sobre su salud, el presidente informó anoche por las redes sociales que un segundo test le había dado negativo de coronavirus, aunque nuevamente no mostró certificados.

Además de mantener una gestión mínima a nivel nacional, el gobierno de Bolsonaro y sus aliados se sumaron hoy a las acusaciones de la Casa Blanca contra China, país donde surgió por primera vez el virus.

El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente y jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores acusó a China de haber diseminado el virus, en el marco del cambio de tono lanzado contra el coronavirus por el gran socio del clan que gobierna Brasil, Donald Trump.

Al promediar la tarde, el Senado informó que el titular del cuerpo, el conservador Dadi Alcolumbre, uno de los objetivos de protesta de los bolsonaristas, dio positivo en lo que ya se podría llamar Brasilia-19, por concentrar tanto la puja de poder como el virus entre ‘famosos polílticos’.