El 14 de julio del 2018 se convirtió para Héctor Fabián Campos y su familia en un recuerdo que siempre quedará en la retina de sus ojos y en el lente de su cámara. Después de cumplir una promesa a la Virgen de la Cobrera, ubicada en la ruta 39, se dirigió al paraje Paso del Rey para que su esposa, Analía Rodríguez, conociera los pagos de su mejor amiga. Ahí fue cuando visitaron la capilla más antigua de San Luis. Al momento de ingresar, su esposa le avisó que divisaba a la Virgen en la pared y tomó una fotografía, donde se observan grietas naturales que el paso del tiempo y la humedad fueron formando en la parte superior de una de las paredes y que le dan forma a la imagen.
“Ese sábado fuimos en familia a cumplir una promesa. Iba mi esposa, mis dos hijas y en otro vehículo mi cuñado, su mujer, sus dos hijos y mi suegra. En la ciudad era un día lindo, pero cuando llegamos a la Virgen María de la Cobrera estaba fresco y había mucho viento. Luego de rezar y agradecer yo quería que mi señora conociera Paso del Rey, pagos de su mejor amiga, donde de niñas jugaban mucho en la casa de su abuelo”, resaltó Héctor.
Cuando llegaron explicó que vieron las paredes gruesas, el césped muy verde, corto, acolchado al caminar, hasta que llegaron a lo que parecía un altar y tres capillas. “Allí mi esposa me avisa que veía la imagen de la Virgen en la pared. Yo decidí sacar una foto. En el auto quedaba el resto de la familia por lo que la visita fue fugaz. Asombrados volvimos al auto y sin hacer muchos comentarios emprendimos el regreso”.
Desde el pasado julio, Héctor sigue mirando las fotografías una y otra vez. “Esto nos pasó y después de ese fin de semana no volvimos más. Pero sí miré las fotos varias veces para ver si veía de nuevo a la Virgen o solo había sido ese momento. Y cada vez que las vemos, nos damos cuenta que está ahí”.
El paraje Paso del Rey está ubicado a 70 kilómetros de San Luis en el Departamento Pringles. Héctor y su familia llegaron a la capilla que se construyó con adobe y madera fines del siglo XVII, que además estuvo a cargo de los padres jesuitas hasta que fueron expulsados de América en el año 1767 y declarado patrimonio histórico nacional. El viejo edificio conserva aún lo que pudo haber sido la nave central, una dependencia donde presuntamente labraron las actas parroquiales y un solitario banco.
Fuente: El Diario de La República
