26 abril, 2024

Monseñor Gabriel Barba es el nuevo obispo de San Luis a pedido del Papa Francisco

La ceremonia en la cual monseñor Gabriel Bernardo Barba tomó la conducción de la iglesia de San Luis, a pedido del Papa Francisco y cedido por el antiguo obispo local Pedro Martínez, se desarrolló en la capital puntana.

La ceremonia en la cual monseñor Gabriel Bernardo Barba tomó la conducción de la iglesia de San Luis, a pedido del Papa Francisco y cedido por el antiguo obispo local Pedro Martínez, se desarrolló en la capital puntana.

Con la presencia de autoridades gubernamentales encabezadas por el gobernador Alberto Rodríguez Saá, el intendente Sergio Tamayo, el Diputado Nacional Carlos Y. Ponce, representantes del Honorable Concejo Deliberante, referentes de otras religiones, sacerdotes, diáconos, religiosos, seminaristas y de los fieles laicos.

El acto se realizó entre cánticos ceremoniales y el protocolo religioso no tuvo ningún cambio que se viera afectado por las medidas sanitarias dispuestas hace meses debido al coronavirus.

Monseñor Martínez anticipó a su sucesor “que asumirá como obispo en una linda diócesis y que la vida cristiana local tiene mucho movimiento”. También le contó que llegaba a una provincia que tiene gran influencia en el aspecto cultural y religioso, con gran devoción a San Luis Rey y a Cristo -en Renca y en la Villa de la Quebrada-

Tras ser consagrado por el arzobispo metropolitano Jorge Lozano, el obispo Barba, que inició su ministerio de Pastor de la Diócesis sanluiseña en la Fiesta de San Benito Abad, primero dio la bendición general con el Evangeliario en alto y tomó la palabra.

“Somos privilegiados de compartir juntos esta celebración, porque hace una semana no sabía si podía estar acá (monseñor se desempeñaba en Laferrere, Buenos Aires), así que por eso demos gracias al Señor”, comenzó su homilía el nuevo obispo local.

Sereno, con dicción precisa y dando las pausas que necesitaba su narración, leyó el Evangelio, para dejar de recitar el papel y comentar un chat de Whatsapp que tuvo con una feligresa puntana, aún estando en Laferrere, invitándolo no sólo a conocer a la feligresía provincial, sino también a disfrutar del Viento Chorrillero, comer un chivito y presenciar una noche cuyana con guitarreros. Le agradeció a esa mujer que no conoce pero que con un mensaje tan claro le presentó al pueblo puntano.

Fuera del protocolo religioso, recibió varios saludos de referentes religiosos de la ciudad, de obispos del país (mediante videos) y del gobernador. Lejos del protocolo, Rodríguez Saá no leyó como el resto y se explayó relajado. “Hoy es un día especial para el pueblo de San Luis, por este inicio”, comenzó y contó que el viernes por la tarde lo buscó a Barba y fueron a la Villa de la Quebrada, ahí donde “de niño, caminé como un peregrino de la mano de mi mamá”, en el campo sagrado del Santo de la Quebrada, el Cristo de la Quebrada, el Señor de la Esperanza, “acá le decimos de muchas maneras”, dijo el mandatario con una sonrisa.

“Y ahí le pedí que bendijera nuestra amistad, la que nace entre usted y el pueblo de San Luis, y también dos milagros: que a todos nos haga más buenos, más comprensivos para alimentar esa amistad; y que finalizada la pandemia nos miremos a los ojos y nos encontremos todos. Gracias por este día y bienvenido a San Luis: que todo salga como todos ustedes sueñan”.

Después de celebrar la Paz, entregar la Santa Comunión, y pedir una oración por las Hermanas Benedictinas en El Suyuque “para fortalecerlas como comunidad”, el obispo Barba finalizó su esperada ceremonia.

Con el calor que generaban dentro de la nave las luces de toda la Catedral, ante la mirada de las efigies de Cristo en la Cruz y de San Luis Rey, patrono de la diócesis, y la satisfacción de la feligresía sanluiseña ante la nueva autoridad, el obispo Barba se despidió con una sonrisa y la mano derecha bien en alto, prodigando la bendición de la Santísima Trinidad por primera vez en San Luis. Y todos los feligreses pudieron ir en paz.