25 abril, 2024

Cuenca del Morro: Los cultivos de cobertura evitan los agroquímicos

Mas de 30 profesionales de la agronomía midieron el efecto de los cultivos de cobertura en la Cuenca del Morro, en la provincia de San Luis y lograron establecer que en el caso de la plantación de soja, solamente se deberá realizar una aplicación de agroquímicos y no tres.

Mas de 30 profesionales de la agronomía midieron el efecto de los cultivos de cobertura en la Cuenca del Morro, en la provincia de San Luis y lograron establecer que en el caso de la plantación de soja, solamente se deberá realizar una aplicación de agroquímicos y no tres.

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La práctica de cultivos de cobertura representa una estrategia para proteger los suelos y minimizar el efecto erosivo de las lluvias de primavera y verano, consiste en la siembra de plantas, generalmente de especies forrajeras gramíneas, leguminosas o crucíferas, que no se destinan al pastoreo animal ni a la cosecha de granos, se siembran en otoño y ocupan el suelo entre dos cultivos de verano.

Las gramíneas como avena y centeno producen elevadas cantidades de materia seca con alto porcentaje de carbono y, las leguminosas poseen una alta capacidad para acumular nitrógeno por fijación simbiótica a través de sus raíces, según revelan diferentes estudios del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Los análisis técnicos se realizaron sobre suelos de la zona del departamento Pedernera, donde la desforestación provocada por el cultivo intensivo de soja y maíz provocó que más de 370 mil hectáreas de territorio productivo se vean inutilizadas y expuestas al desbalance hídrico, con la aparición del denominado Río Nuevo, que las afecta en épocas estivales con aluviones de agua y barro.

La actividad tuvo lugar en el Estación Experimental Agropecuaria del INTA y permitió observar que la utilización de estos cultivos representa una herramienta clave para la protección, conservación y sustentabilidad del suelo.

Durante la jornada se realizó una experiencia comparativa entre dos suelos, uno con cultivo de cobertura y otro sin cobertura, sobre los que se midió la diferencia de evapotranspiración, la composición del suelo, su cambio en cuanto a las características de fertilidad y se observó también la presencia o no de malezas, explicaron fuentes del ministerio de Medioambiente provincial.

Los resultados revelaron que el campo que tenía cobertura poseía menor cantidad de agua y su suelo mayores nutrientes y se pudo detectar la menor presencia de malezas en este espacio.

“Con esto pudimos determinar que, por ejemplo, al momento de plantar soja y si se utilizan cultivos de cobertura, solamente se deberá realizar una aplicación de agroquímicos y no tres, como sería el caso de no utilizarlos”, indicaron los técnicos del INTA.