La fiscal Viviana Fein, que estuvo durante un año a cargo de la investigación por la muerte de Alberto Nisman, fue denunciada penalmente por la jueza Fabiana Palmaghini, luego de que el espía Antonio «Jaime» Stiuso, quien fue citado como testigo, asegurara que no asentaron en su declaración anterior que él había hablado de asesinato.
A Fein le imputaron los delitos de «abuso de autoridad» y «violación de los deberes de los funcionarios públicos» (que tiene una pena de prisión de un mes a dos años) y «falsificación de documentos» (de uno a seis años).
Será ahora la Cámara del Crimen porteña la que deberá disponer por sorteo qué juzgado se encargará de investigar a la representante del Ministerio Público, que había sido duramente cuestionada por la querella de la jueza Sandra Arroyo Salgado por su intervención en el expediente.
«Siempre he planteado irregularidades en la Fiscalía de Fein. Se pasó por alto la declaración original de Stiuso; esto es muy grave», dijo el abogado querellante Manuel Romero Victorica.
En una maratónica declaración que comenzó a las 10 de la mañana del lunes y finalizó en la madrugada del martes, Stiuso incluyó un dato que cimentó esta denuncia penal contra Fein.
Dijo que cuando declaró en febrero del año pasado ante la fiscal y su secretario Bernardo Chirichella había sido consultado sobre la muerte de Nisman y aseguró que, a su criterio, al fiscal murió por su actividad y cargo, pero ello no constaba en el acta.
Solo la fiscal y su secretario estuvieron presentes en ese encuentro: la testimonial se tomó bajo estricta reserva, sin que lo escucharan los querellantes, y luego Stiuso se fue del país hasta que regresó hace diez días para volver a declarar en el expediente.
«Entiendo que se debe extraer testimonio de la pieza pertinente con el objeto de que, por fuera de este sumario, se corrobore o descarte la indicación formulada por el referido Stiuso en lo que hace a la parcialización de su testimonio», afirmó la jueza.
La labor de Fein ya había sido criticada por los querellantes, quienes también tuvieron un cruce con su secretario durante la declaración de Soledad Castro, la secretaria de la UFI-AMIA que había trabajado en forma directa con su jefe en la denuncia que se formuló contra la ex presidenta Cristina Fernández por encubrimiento de Irán en el caso del atentado a la AMIA.
Aquella declaración terminó entre gritos y llantos: los querellantes los acusaron de pretender torcer la investigación, mientras los funcionarios públicos reprochaban que Castro contara en un segundo testimonio cosas que en el primero no había dicho.
