24 abril, 2024

El sub campeón argentino de robótica afirmó que «logramos convertir una debilidad en fortaleza»

Lucas Orozco tiene 18 años y, junto a otros siete puntanos, logró que Argentina se consagrara subcampeona de su categoría en la competencia internacional RoboCup 2016, de la que participaron 3.500 competidores de 40 países, en Leipzig, Alemania.

Lucas Orozco tiene 18 años y, junto a otros siete puntanos, logró que Argentina se consagrara subcampeona de su categoría en la competencia internacional RoboCup 2016, de la que participaron 3.500 competidores de 40 países, en Leipzig, Alemania.

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Lucas aseguró que el éxito argentino se debió a que “la debilidad que tenemos para acceder a cierta tecnología, hizo que potenciáramos nuestras capacidades recursivas; es decir, aprendimos a hacer con poco y eso nos llevó al triunfo”.

Junto a un equipo de Austria y otro de Alemania, los puntanos de Iron Fénix Team y ULP Robotics pasaron casi 24 horas sin dormir, para preparar un robot rescatista que les permitieran actuar en un marco de catástrofe y acercar ayuda a las víctimas.

Lo lograron y la experiencia llenó de expectativas al equipo de jóvenes de entre 16 y 18 años que volaron hasta Alemania a buscar para Argentina un lugar internacional en la disciplina.

En diálogo con Télam, Juan Fernández, un merlino de sólo 16 años, indicó que “estar ahí y dar lo mejor de uno, en un tiempo determinado, es una experiencia que no se tiene previamente y fue algo, de todo lo mejor, que me pasó”.

Y es que el desafío les fue anunciado menos de 24 horas antes de la pasada, por lo que debieron acordar con los equipos alemanes y austríacos que les tocaron como compañeros como confeccionar el androide, comunicándose entre ellos exclusivamente en inglés.

La elección de la categoría tampoco fue azarosa para los puntanos, ya que, según afirma Lucas, “creemos que los robots tienen que estar al servicio de las personas y ser una ayuda, por eso elegimos el rescate en línea y en laberinto”.

La liga de Rescate RoboCup se introdujo en la competencia en el año 2001, sobre la base de un análisis después del terremoto de Kobe, en Japón. Aborda temas fundamentales de investigación y desarrollo al proporcionar entornos y puntos de referencia estandarizados para que los robots de rescate puedan intervenir en escenarios urbanos de catástrofes y aportar su ayuda.

En esta categoría, se desarrollan robots móviles e inteligentes que ayudan a en la búsqueda de víctimas potenciales y proporcionan cartografía automatizada del medio ambiente, se dirigen a los retos de socorro y allí realizan su tarea.

Ese fue el desafío sorpresa que los jóvenes debieron cumplir en Liepzing: ingresar a un hospital en emergencia a causa de una catástrofe, depositar «kits» de ayuda en lugares determinados, derribar paredes flojas en búsqueda de víctimas, trasmitir información a otros robots allí ubicados y, finalmente, rescatar personas y llevarlas a lugar seguro.

Bajo el lema “no importa cuánto ganes, sino cuánto aprendas”, los ocho adolescentes lograron destacar a la Argentina al frente de esta ciencia, trasladándola al podio internacional con “soluciones novedosas que supieron sortear las diferencias tecnológicas, resolviendo por otros caminos, donde la colaboración y el compañerismo fueron fundamentales”, definieron.

Los jóvenes destacaron el trabajo en equipo como una de las claves del éxito en la competencia ya que, si bien los dos grupos debieron trabajar por separado junto a los equipos asignados, “nos buscábamos permanentemente para ver si podíamos ayudarnos entre nosotros con los dos proyectos”.

Con respecto al choque tecnológico que protagonizaron los jóvenes científicos, David Rivero, uno de los profesores que acompañó a la delegación, subrayó que “la experiencia nos permite estar en contacto con las ligas mayores, donde los chicos pudieron ver lo más avanzado en robótica, prototipos con homologación y trabajos de investigación super interesantes que fijan nuevos objetivos para nuestros talleres”.

“Poder estar en contacto con tanto potencial tecnológico nos da la pauta de que en San Luis vamos por el camino correcto y es un incentivo para seguir creciendo y trabajando con cada vez más chicos, porque lo que hacemos en los talleres de la ULP no se ve en el resto del país y el mundo”, aclaró.

Hoy, los subcampeones Ezequiel Córdoba (17), Lucas Orozco (18), Federico Cravero (17), Agustín Mazza (17), Juan Fernández (16), Guido Queiroz (17), Maximiliano Guerrido Otín (17) y Lihuén Cabrera (17), aún sobreexitados por la hazaña realizada, se reúnen para continuar trabajando en los talleres de robótica de la Universidad de la Punta (ULP), con la mirada en Nagaya, Japón 2017.