17 abril, 2024

El año que la pobreza alcanzó 33,6% en Argentina, la cifra más alta de la década

El Gobierno Nacional finaliza el año con los índices más altos de pobreza y desempleo desde el inicio de su gestión; sumando 13,6 millones de pobres y un 10% de personas desocupadas. Y los pronósticos para el próximo año no son alentadores aunque se espere un poco de estabilidad.

Durante este año se conocieron dos datos de pobreza del INDEC y durante los últimos días se difundió el informe del Observatorio de Deuda Social de la UCA sobre el tercer trimestre de 2018 en donde el índice tocó 33,6%, la cifra más alta de la última década.

En marzo, el INDEC anunció que la pobreza se ubicó en 25,7% en el segundo semestre de 2017 mostrando una caída de 2,9 puntos porcentuales desde el 28,6% anterior. Fue el mejor dato de la gestión Macri pues hasta ese entonces su punto máximo había sido 32,2% correspondiente al primer semestre de 2016. En tanto, el nivel de indigencia se ubicó a fines de 2017 en 4,8%, con una reducción de 1,3 punto porcentual respecto al período julio-diciembre del 2016.

El dato fue celebrado por el Gobierno, incluso el Presidente realizó un mensaje desde la Quinta de Olivos donde destacó la baja registrada en el nivel de pobreza, al tiempo que reconoció que aún queda «mucho por resolver» y reiteró su pedido de ser juzgado en base al nivel de pobreza del país. Pero el buen ánimo duró poco pues a fines de abril comenzaron las corridas cambiarias que terminaron en la megadavualación del peso con su impacto en todos los sectores sociales.
En septiembre se conoció la cifra correspondiente al primer semestre de 2018 que comenzó a marcar los primeros signos de la crisis. Entonces INDEC informó que la pobreza estaba en 27,3% es decir 1,6 puntos porcentuales por encima de la tasa registrada en el segundo semestre de 2017. Por su parte, la tasa de indigencia subió levemente al 4,9%. Las cifras de indigencia se mantienen en niveles controlados por la asistencia social del Estado, aseguran especialistas consultados.

«Este número refleja las turbulencias de los últimos meses y las dificultades que estábamos atravesando», aseguró el Presidente ni bien fueron divulgados los resultados. A su vez, manifestó que en miras a amortiguar este fenómeno se incrementarán los programas sociales en el mes de diciembre, sabiendo que la cifra iba a seguir en ascenso porque los efectos directos de la crisis impactarán de lleno en la medición del segundo semestre de este año, pero ese valor se conocerá recién en marzo de 2019.
Las causas de la suba de este indicador están en la inestabilidad macro-financiera, sumada a los efectos de la sequía, la consolidaron una crisis externa que terminó con una fuerte depreciación del peso, una aceleración de la tasa de inflación que cerrará el año en más de 45% y una caída del salario real. “Esto implicó una caída del consumo interno y la entrada a un nuevo ciclo estanflacionario, con un fuerte ingreso de los sectores medios bajos a la situación de pobreza”, asegura un informe de la UCA.

Para tener una visión más actual hay que recurrir a la última medición del ODSA que ubicó a la pobreza en 33,6% en el tercer trimestre de 2018, más de cinco puntos porcentuales del mismo periodo de 2017. En cuanto a la indigencia los números son otros, en el tercer trimestre de 2018, aunque con tendencia al alza, la tasa de indigencia no registró un cambio significativo al ubicarse en el 6,1% de las personas contra el 5,7% del mismo periodo de 2017.
Según este informe “los indicadores sociales muestran la persistencia de altos niveles de pobreza y desigualdades estructurales, de carácter tanto económico-ocupacional como socioregional. La relativas mejoras materiales y la ampliación de las políticas de protección social durante el último período no han sido suficientes para revertir los niveles de pobreza estructural”.
Además sostiene que “la actual crisis 2018, al igual que en 2008, 2014 y 2016, no han sido destructivas del sistema productivo ni financiero formal. Sin embargo, han sido corrosivas para la micro, pequeña y mediana empresa, así como para los sectores de la economía social”.

NUEVOS POBRES

Otros datos a tener en cuenta, en base al último informe de la UCA, es que los nuevos pobres pertenecen a la clase media no profesionalalcanzando el 8,1% y a la clase obrera integrada que sumó 43,3%. En cuanto a la indigencia el sector más afectado fue la clase trabajadora marginal que alcanzó 19,6%.

Sobre las regiones, el conurbano bonaerense sigue siendo el más perjudicado con 43,3% de la población. La pobreza y la indigencia golpea más fuerte a los menores de edad en todo el país ya que el 51,7% de los niños hasta 17 años son pobres y el 10,9% indigentes una tendencia que no para de crecer en los últimos años de crisis económica.
Por último, el equipo del observatorio desarrolló una nueva metodología en donde combinaron su medición de pobreza e indigencia con la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC que mide las Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total para poder hacer proyecciones sobre las cifras oficiales.

Así según sus análisis, para el INDEC la pobreza en el tercer trimestre de este año se ubica en el 29,6% y la indigencia en el 5,3%. Números coherentes si se tiene en cuenta que la última medición oficial del primer semestre de 2018 arrojó 27,3% y 4,9%, respectivamente.

Según Agustín Salvia, director del ODSA, el último trimestre del año es el peor en términos de pobreza por lo que se espera una cifra aun mayor, pero se mostró más optimista de cara a 2019. “La tendencia indica que en los primeros trimestres del año que viene la pobreza tenderá a caer, como resultado de que las prestaciones sociales y los salarios se actualicen sobre la inflación de esos meses y que se reactive un poco más el mercado interno, más en un periodo electoral”, concluyó.

MÁS DESEMPLEO

El gobierno de Macri también alcanzó su nivel de desempleo más alto este año. Según el INDEC, la desocupación llegó en el segundo trimestre al 9,6%, lo que significó un aumento de casi un punto porcentual respecto del mismo período del 2017 (8,7%) y acumuló un alza del 2,4% en el primer semestre. Resta aún la variación del resto del año pero la cifra no se recuperará en los pronto.

“Durante último ciclo económico, los indicadores laborales muestran la persistencia de precariedades y desigualdades estructurales. Las brechas en la calidad del empleo no han disminuido. Persiste un sector microinformal de subsistencia (economía social) de muy baja productividad, alta precariedad y ampliamente extendido”, analiza el mismo trabajo de la UCA.

Además señala que no hay evidencias de “una crisis socio-laboral extrema pero tampoco aparecen señales de recuperación”. Sólo se destacan algunas medidas parciales de compensación en materia de consumo interno y asistencia social, advierten.

En cuanto a un pronóstico desde la ODSA, “en tanto se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y de la precariedad laboral, y por lo tanto, de las desigualdades estructurales que afectan al mercado de trabajo, con efectos directos sobre la pobreza”.

Un último dato que puede reflejar el panorama, indica que a septiembre, la economía argentina registró en un año una pérdida de empleo registrado de 70.000 puestos. Es el 0,6% de caída de acuerdo con los datos de la Secretaría de Trabajo. Son los números del Total de Trabajadores Registrados en el Sistema Ampliado de Previsión Argentino (SIPA).

Con relación a agosto hubo 22.000 trabajadores menos en relación de dependencia, el cual en el sector privado solamente, hubo apenas 1.700 trabajadores menos que hace un año. De acuerdo entonces con los datos de Trabajo, en septiembre había 12.182.400 millones de empleados registrados en el sistema, de los cuales 8.675.200 eran del sector privado y 3.161.300 eran empleados públicos de los tres niveles (Nación, provincias y municipios).