La asociación entre YPF y Chevron para invertir, explorar y producir hidrocarburos en Loma Campana demandó, además del acuerdo de inversión que regula los desembolsos por parte de la compañía estadounidense, otros once convenios que fijan los términos y las condiciones legales y comerciales de tal operación conjunta.
Entre ellos, se cuentan los referidos a la cesión de 50 por ciento a Chevron de la concesión en dicha área, el acuerdo de operación conjunta, que regula los desembolsos que se realizan a través de aportes de capital (mínimo 50 por ciento) y los que se realizan a través de préstamos intercompany (máximo 50 por ciento), y el referido a la contratación de servicios técnicos del socio por parte de la UTE.
El acuerdo se formalizó también con catorce contratos complementarios, que regulan el funcionamiento de la estructura aplicable a la participación del socio.
Entre ellos, la creación de un fideicomiso de administración y garantía con relación a las cuentas bancarias de la SRL en Argentina que regula el manejo de la caja (Collateral Trust), y otro que regula movimientos de las cuentas bancarias en Estados Unidos mediante instrucciones conjuntas (HSBC-Escrow Agreement).
También, otro referido a la asunción del control de las cuentas bancarias en Estados Unidos en caso de incumplimiento.
Desde YPF procuraron responder a una serie de «mitos» generados en torno al esquema de asociación con Chevron, puntualizando que «en más de tres años de actividad ingresaron 2.800 millones de dólares del exterior a través del mercado único libre de cambios al tipo de cambio oficial».
También, que la subsidiaria de Chevron «esta expuesta a los mismos precios que YPF y los otros productores», y que el acuerdo «potencia la actividad y la inversión en Vaca Muerta con el objetivo de aumentar la producción local».
La participación de la subsidiaria de Chevron en el proyecto Loma Campana «representa menos de uno por ciento de Vaca Muerta y la inversión es totalmente a su riesgo. Sólo se repaga con lo producido por el proyecto», indicaron.
Asimismo, señalaron que a Chevron «le llevará más de 10 años recuperar la inversión», y que dicho plazo de recupero «depende de la productividad de los pozos (riesgo geológico), los precios vigentes (riesgo mercado) y la evolución de costos (riesgo operativo)».
«YPF no depositará ningún dólar como garantía y cien por ciento de los fondos van a inversión productiva», añadieron.
Desde la petrolera destacaron que «esta inversión genera empleo argentino (a la fecha unos 3.000 empleos) y reemplaza importaciones».
En cuanto al impacto del proyecto de inversión en Loma Campana, se detalló que el acumulado desde 2012 hasta el 30 de junio último comprende la perforación de 500 pozos (verticales y horizontales), una inversión conjunta de 5.250 millones de dólares y una producción de 37 millones de barriles equivalentes de petróleo (BOE).
Desde YPF se admitió que la merma en la cotización internacional del crudo y el gas, iniciada en 2014, tiene un efecto negativo «aunque aún no significativo» en el nivel de actividad, al tiempo que remarcaron que «se trata de una concesión por 35 años, de modo que se deben evaluar los proyectos a largo plazo».
