23 abril, 2024

Juzgan a un acusado por violar a una chica que debía cuidar

Este martes, Armando Carmona, quien está preso desde hace más de dos años, sabrá si le deparan muchos más años tras las rejas o si, por el contrario, podría recuperar la libertad.

Por Gabriel Rodriguez

El abuso sucedió cuando la víctima se quedó en la casa de una amiga, bajo la vigilancia de un niñero.

Este martes, Armando Carmona, quien está preso desde hace más de dos años, sabrá si le deparan muchos más años tras las rejas o si, por el contrario, podría recuperar la libertad. A juzgar por los testigos y las pruebas que se ventilaron ayer, en el debate oral en su contra, esa última posibilidad de libertad parece lejana, puesto que C.Y., la víctima, quien hoy tiene 15 años pero que al momento del abuso tenía 12, volvió a relatar casi con exactitud lo que contó en Cámara Gesell hace más de tres años, es decir que el acusado la violó la noche que ella se quedó en lo de una amiga, donde él trabajaba como niñero. Hoy, el tribunal escuchará los alegatos del fiscal, el defensor y la representante de la chica, y dará su veredicto.

El joven, quien hoy tiene unos 22 años, está acusado de «Abuso sexual con acceso carnal», un delito que, según el Código Penal, prevé una pena de entre seis y quince años. En su momento, cuando el fiscal de primera instancia elevó la causa a juicio y formuló su acusación solicitó que Carmona sea condenado a doce años de prisión. No obstante, hoy, cuando el fiscal del debate oral Fernando Rodríguez presente sus alegatos podría mantener ese pedido de pena o bien requerir menos años de cárcel.

Ayer declaró la médica forense que revisó a C.Y. La profesional confirmó que la chica había tenido relaciones sexuales. Luego habló el preceptor de la escuela donde asistía la víctima. El testigo fue el primero en denunciar el abuso, dado que en el primer lugar donde escucharon a la nena y le dieron importancia a lo que sufrió fue en la escuela.

Después de dos meses y medio de angustia, la maestra de la nena comenzó a notar cambios conductuales en ella. Cuando le preguntó si estaba bien y qué le sucedía, C.Y. relató que en julio había sido violada por un joven que tenía entre 17 y 18 años.

Sucedió una noche que la adolescente se quedó a dormir en lo de una amiga, como había hecho en otras ocasiones. La idea era que se quedara allí, así a la mañana siguiente podría ir a la escuela junto a su amiga.

Pero ese día, la madre de la otra nena viajó a Villa Mercedes y dejó a las chicas y a sus otros dos hijos, de siete y diez años, al cuidado de Carmona.

C.Y. normalmente dormía en la misma cama que su compañerita, pero esa noche, al estar la madre de viaje y estar libre la cama de la mujer, se acostó allí. Su amiga, en cambio, se quedó en su dormitorio. Alrededor de las dos de la mañana, mientras veía una película con su celular, el imputado fue hasta donde estaba C.Y. y se sentó en la cama.

Intentó besarla, pero la adolescente se alejó sin decirle nada. «Dale, dale», le insistió él. Y, de un momento a otro, tras un forcejeo, la desvistió y la violó.

Al día siguiente, ella le contó a su amiga y luego a la madre de esa chica lo que había hecho el acusado, pero la mujer no le dio mayor importancia. Le dio a entender que confiaba en el joven, que seguro que no la había obligado y que, por lo tanto, debía tomarlo como una «mala experiencia». Además, le dijo algo que después hizo que la damnificada se sintiera culpable consigo misma: «Si no te pegó no es abuso. Vos tenías la oportunidad de levantarte e irte».